Michel y Michèle Auer abrieron el Antiguo Instituto la exposición que exhibe parte de su inmensa colección fotográfica, formada por más de 160.000 imágenes
{mosimage}MATRIMONIO. La pareja asistió ayer a la inauguración.
Una pasión suiza. Colección M. +M. Auer ya está colgada en el Centro de Cultura Antiguo Instituto (CCAI), donde, gracias a ella, parece haberse detenido el tiempo ante la teoría creativa de Andre Bretón. Y es que, pese a que el fondo fotográfico del matrimonio Auer recorre desde el primer daguerrotipo a las últimas imágenes del siglo XX, lo que se puede contemplar desde ayer en Gijón es un auténtico homenaje a la modernidad y a las primeras vanguardias, encabezadas por el surrealismo. Aseguraba, sin embargo Michel Auer, que ayer vino a presentar con su mujer Michèle (la otra M) la selección realizada por Lola Garrido para las paredes del centro que «la incisión en ese periodo histórico no es cosa de ellos, sino de la comisaria que quedó fascinada por las imágenes de gentes como Cartier-Bresson o Man Ray».
De hecho, el catálogo de la colección demuestra que los Auer han logrado un equilibrio respecto a épocas y tendencias y que entre las 160.000 imágenes compiladas a lo largo de los años (a Gijón han venido 83) no hay una inclinación evidente hacia tiempos determinados.Los expertos coinciden que el fondo fotográfico, «uno de los más importantes de Europa», en palabras de Mercedes Álvarez, concejala de Cultura, «es un fiel reflejo de la historia global de la fotografía». Ellos, sonríen y niegan la mayor: «Nuestra colección no cuenta la historia de la fotografía, sino nuestra historia».
Ambos, Michel y Michèle, se han convertido en «auténticos historiadores», según José Font, de la Fundación Foto Colectania, productora de la exposición. Y como tales calificaron el momento que vive la fotografía en este principio de siglo como «una revolución, en lugar de una evolución».
Clásicos desorientados
Una revolución que, en palabras de Michel, «está logrando un cambio radical y haciendo que los clásicos estén desorientados y que en medio de esa perturbación ocurran muchísimas cosas».
‘Pasión suiza’, que podrá visitarse en el Antiguo Instituto hasta el 28 de junio, muestra, además de grandes retratos de los mejores fotógrafos de la modernidad, una parte señalada de la biblioteca Auer, a la que el matrimonio coleccionista da «tanta importancia como a las fotografías. Es como los hijos todos sos los preferidos de los padres. Nosotros nunca podríamos decir que es más importante para nosotros si los libros o las fotos», aseguró una feliz Michèle, mientras paseaba entre las imágenes y acumulaba relatos de anécdotas. Una de ellas se remonta a hace 15 años, cuando adquirieron el retrato de un huevo de avestruz, realizado por Man Ray.
«Ofertamos hasta 15.000 francos de entonces y lograron superar nuestra puja, pero ocurrió que la persona que compró la foto no llegó a pagarla y al año siguiente volvió a ser subastada. Entonces pidieron menos por ella y la pudimos comprar. Lo cierto es que cuanto más te cuesta conseguir una imagen más la quieres».
Libros singulares
La exposición, que ocupa casi la totalidad de la sala mayor del Centro de Cultura Antiguo Instituto, culmina con una enorme vitrina en la que se muestran 12 ejemplares bibliográricos, seleccionados de entre los 20.000 volúmenes singulares propiedad de los Auer. Todos dedicados a la fotografía.
Si a la colección de imágenes le ponen nombre propio, además de los mentados Bresson y Man Ray, los llamativos Pierre Gassman, Brassaï, Bill Brandt, Jahan, Drtikol, Stankowski y Schlemmer, en el apartado bibliográfico destacan algunos incunables, como el magnífico ‘París’, de Moï Ver, o el titulado ’60 fotos’, de László Moholy-Nagy, así como el ‘Pro Eto’, de Rodtchenko, sobre poemas de Mayakovski.