La fotograf?a expuesta en ARCO 2007 aumenta en calidad y crece en el mercado

Aunque la pintura vuelve a tener gran protagonismo en la feria de arte de ARCO, en Madrid, la fotografía no le queda a la zaga y su presencia, con las transformaciones que permite el uso de las nuevas tecnologías, es apabullante.

Una visitante de la 26 edición de ARCO observa una imagen de la galeria holandesa Gabriel Rolt.

Tanto es así que un estudio de 2006 de Arte Market Insight de la publicación Artprice confirmó que la fotografía es el medio que crece con más fuerza en el mercado.

En el periodo que va de 1996 a 2006, el índice de precios de fotografías de artistas nacidos después de 1945 se elevó en un 262 por ciento, mientras que el de las esculturas y pinturas de artistas de esa época lo hizo en un 156 por ciento y en un 158 por ciento, respectivamente.

Estos datos se pueden verificar este año por los pasillos de los dos pabellones de ARCO, ya que en casi todas las galerías, además de las especializadas, cuelgan fotografías, ya sean retratos, paisajes naturales y urbanos, temas sociales o conceptuales, motivos manipulados, digitalizados o pintados.

El representante de la galería Estiarte de Madrid, Daniel Cuevas, avala el éxito de este medio y asegura que en los últimos años la fotografía se ha consolidado entre los coleccionistas.

'Es un valor de compra muy importante y no sólo para las fundaciones o museos, sino para el coleccionista privado, que ya no tiene miedo a comprar fotografía, ni a su conservación o a su pérdida de valor con el paso del tiempo', afirma el experto.

La Fundación Caja Madrid acaba de adquirir en esta misma galería la obra fotográfica de José Ramón Amondarain, consistente en doce fotografías y las doce pinturas previas que completan esta propuesta artística.

Amondarain toma las fotos en blanco y negro; después las pinta y, a continuación, las manipula y distorsiona.

El cuerpo humano es uno de los temas más recurrentes para los fotógrafos: la galería Fernando Pradilla tiene todas sus paredes con imágenes de cuerpos tatuados.

Pero, sobre todo, es el rostro, como espejo o retrato de lo más íntimo del ser, el que acapara muchas miradas, como es el caso de la artista holandesa Desiree Dolron, cuyos retratos, que el espectador podría confundir con pinturas de Vermeer o Velázquez, son uno de los atractivos de la feria.

Se trata de fotografías analógicas que después han sido manipuladas digitalmente en un intento de hacer un viaje por la historia a través de la luz.

Irán, que representa una de las más antiguas culturas de la historia, está presente, por primera vez en ARCO, a través de una galería de Teherán y con la vanguardia fotográfica de tres mujeres iraníes: Shadi Ghadirian, Bahman Jalali y Khosrow Hassanzadeh.

Estas artistas plasman en sus fotografías a mujeres cubiertas con velos de muchos colores, situadas detrás de un muro y ocultando su rostro, de gran belleza y sensualidad.

También están en ARCO las imágenes de los masivos cuerpos desnudos fotografiados por Spencer Tunick en la playa de la Concha de San Sebastián (norte de España), en las escaleras de un metro o en una fábrica, y las imágenes del suizo Olaf Breuning, en la galería Leyendecker, con sus críticas a la cultura pop y urbana.

Dentro del área dedicada a Corea del Sur, como país invitado en Arco, abunda la fotografía como medio artístico, al igual que ocurre en la sección de 'Proyectos', dedicada al arte emergente.

En pasadas ediciones de ARCO, el tema del sexo o la violencia en la fotografía era una oferta considerable, pero ahora la mirada se ha dirigido más hacia el interior o hacia la denuncia, sin renunciar, en todo caso, a la diversidad más absoluta.

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