«No sé si me gusta la fotografía o las puertas que ella me abre»

Colaborador de France Presse y responsable de cubrir las acciones de Greenpeace en España, este ourensano siempre tiene en mente proyectos de corte más personal

Para Pedro Armestre, la fotografía es una puerta a lugares, situaciones y experiencias que no están al alcance de la mayoría de los mortales. Por esa razón, este ourensano, residente en la capital desde muy pequeño, siempre tiene en mente proyectos en los que explorar en profundidad la realidad y enriquecer su caudal de conocimientos. Dos premisas imposibles de desarrollar dentro de su faceta estrictamente profesional. {mosimage}

– Aunque lleva mucho tiempo en Madrid, su relación con Galicia es muy estrecha. -Sí. Nací en el 72 en Ourense, en A Rastela, un pueblo cercano a Verín. Vine secuestrado por la familia a los tres años. Durante la época de estudios, mi relación fue mayor, ya que íbamos de vacaciones. Luego te vas metiendo en unos ritmos de trabajo que no te permiten nada y se vuelve más difícil. De todas formas, suelo ir dos veces al año y aprovecho el trabajo para darme un voltio . Voy siempre en Entroido .

– ¿Cómo lleva esa lejanía? -Es curioso, pero todos los días me acuerdo de Galicia, y cuando estoy allí, me siento mejor. Hay un anuncio de televisión de Turgalicia que dice «la añorarás», no sé si a los gallegos que están en mi situación les pasa, pero yo siento como si me lo estuvieran diciendo a mí. -¿ Ha pensado en volver? – Me lo he planteado, lo que pasa es que tengo un empleo que me resultaría difícil de ejercer allí. Además, me he acostumbrado a un ritmo que posiblemente sea demasiado acelerado, por lo menos para Verín. Seguramente, en una capital gallega sí que me acostumbraría. – ¿Qué le impulsó a ser periodista gráfico? -Siempre me ha gustado. Llegó el momento crítico en el que tenía que elegir qué iba a ser de mi vida y opté por la fotografía. A mi padre no le gustaba nada que me dedicase a esto y, bueno, siempre he sido un poco rebelde. Soy una persona bastante persistente, empecé estudiando fotografía por mi cuenta, luego me compré una cámara y al final me lo planteé seriamente y me matriculé en una escuela privada. Una vez terminados los estudios, ingresé en el laboratorio de Europa Press. Ahora trabajo como free lance , colaboro con la agencia France Presse, con la que he llegado a un acuerdo de unos mínimos de trabajos al mes. Hace doce años que cubro todas las acciones de Greenpeace en España y Portugal.

– ¿Y fuera del ámbito profesional? -Siempre tengo algún proyecto o historia propia, que voy desarrollando con mucha calma. Recuerdo que un profesor me dijo en su momento que para hacer las fotos que uno quiere no hay que dedicarse profesionalmente.

– ¿Han sido expuestas o publicadas? -Sí, lo que ocurre es que no voy buscando esa finalidad, las hago con la inquietud de hacer cosas nuevas y aprender más. Por ejemplo, en la presente edición del festival PhotoEspaña hay una exposición colectiva de la agencia titulada La Naturaleza fuera de sí , en la que participo con dos imágenes. Está en el Museo de Ciencias Naturales y va sobre el cambio climático.

– ¿Cuáles serían sus proyectos más significativos? -Trabajé durante tres años con una compañía de danza estable de personas con síndrome de down. Cuando lo terminé, fue publicado y ha sido premiado, pero ése no era el propósito inicial. En definitiva, no sé si lo que me gusta es la fotografía o las puertas que ella me abre. Me permite acceder a lugares que de otro modo serían infranqueables. Estoy retocando un reportaje sobre un matrimonio ciego que decide tener un hijo, comienza cuando la mujer se queda embarazada y concluye en el primer cumpleaños de la niña. En todos estos proyectos trabajo con una redactora a la que conozco desde hace mucho tiempo.