Las fotos de Bourke-White recuerdan su talento en su aniversario

El mundo de la fotografía celebra mañana el aniversario del nacimiento de uno de sus mayores talentos, el de Margaret Bourke-White, la fotógrafa considerada la primera reportera gráfica de la historia.

 
Su año de nacimiento es motivo de debate, ya que mientras la Enciclopedia Británica afirma que nació en 1906, la mayor parte de los historiadores fechan su llegada al mundo en Nueva York el 14 de junio de 1904.

Es el único punto de fricción en una carrera en la que el talento y los logros de Bourke-White son indiscutibles.

Considerada una de las mayores innovadoras en el campo de la fotografía, Bourke-White fue la primera mujer fotógrafa corresponsal de guerra, trabajo que desempeñó durante la Segunda Guerra Mundial.


Sus intenciones eran las de ser bióloga, pero se crió en un hogar lleno de imágenes: su madre estaba encargada de la publicación de revistas para ciegos y su padre trabajaba en la industria de la impresión, además de ser fotógrafo aficionado.

De ahí que la cámara fue un objeto natural en las manos de Bourke-White, quien de niña fingía tomar fotos con una caja de puros vacía.

Bourke-White fue en todos los sentidos una mujer por delante de su época, divorciada un año después de su primer matrimonio cuando aún era una estudiante y más interesada en la fotografía industrial que en esas otras imágenes románticas que otros consideraban más propias de su sexo.

Sus fotografías, que reflejaban lo que ella llamaba 'la belleza de la industria', llamaron la atención del editor Henry Luce, quien la contrató primero para la revista 'Fortune' y luego para 'Life'.

Cada una de sus fotos se convirtió en un ensayo en el que contaba una historia y confirmaba la afirmación de que una imagen vale más de mil palabras.

Este fue el caso de la fotografía que la revista 'Life' puso en la portada de su primer ejemplar: una presa en construcción en Montana donde la fortaleza de sus muros contrastan con dos pequeñas figuras que se ven al fondo, dos de los trabajadores que la levantaron.

La imagen de Bourke-White marcó el espíritu de esta nueva revista que hizo historia con la potencia de sus imágenes y donde trabajó hasta su muerte.

Allí su lente pasó de mostrar el poder industrial a la fragilidad de sus trabajadores.

Como señaló en uno de sus pies de fotos en una imagen relacionada con la industria del motor, 'mientras las máquinas han hecho grandes progresos, los trabajadores pueden estar mal pagados'.

'Las fotos pueden ser bellas. Pero también deben decir la verdad', añadió.

El activismo social de Bourke-Wihte brotó con toda su fuerza durante la década de 1930, en reportajes como 'You Have Seen Their Faces', que mostraban la pobreza del sur estadounidense, o a su paso por la Europa del Este a las puertas de la Segunda Guerra Mundial.

Durante el conflicto bélico, Bourke-White fue la primera mujer fotógrafa en el frente cuyas fotografías se utilizaron para la revista 'Life' y con motivos militares.

Bourke-White voló con los bombarderos estadounidenses por Europa y disparó su cámara junto al general George Patton, y fue una de las primeras en fotografiar a los prisioneros de un campo de concentración tras la liberación de Buchenwald, en Alemania.

La misma mujer que antes de la guerra pudo tomar el retrato del líder soviético Joseph Stalin para la revista 'Life' fue también quien obtuvo la última fotografía con vida del padre de la no-violencia, el Mahatma Gandhi.

Sin embargo, la carrera de esta perfeccionista que siempre llevó en su memoria las fotos que no pudo tomar, quedó arruinada cuando a mediados de los años cincuenta fue víctima del Parkinson.

Bourke-White falleció en 1971 a los 65 años, incapaz de tomar una fotografía pero tras haber escrito su propio retrato en su autobiografía 'Portrait of Myself'.

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