«Como fotógrafo, mi trabajo consiste en intentar dignificar al ser humano»
MAIDER IZETA
El fotógrafo Fernando Maquieira, posa delante de su colección ‘La ruta 40’. [F. DE LA HERA] |
LOS DATOS Muestra: Fotopres’07 de la Caixa. Participan: Elisa González, Lorena Ros, Pep Bonet, Fernando Maquieira, Antonio Xoubanova, Marta Soul, Paola de Grenet, Salvi Vivancos y Jorquera. Lugar: Sala de Exposiciones del Centro Cultural Amaia. Fechas: Hasta el 6 de abril. Horario: De martes a sábado, de 18.00 a 21.00 horas. Domingos y festivos, de 11.30 a 13.30 horas. Los lunes está cerrado. |
Fernando Maquieira era sólo un adolescente cuando tuvo su primer contacto con la fotografía. Comenzó a trabajar como aprendiz en un estudio y, poco a poco, entre procesos de revelado y positivado, la fotografía fue «apoderándose de mí». Lo que Maquieira nunca imaginó es que la afición que sentía por esta expresión artística, fuera a convertirse en su profesión. «Como muchas cosas que me han pasado en la vida, en este caso también la fotografía me encontró a mí», decía.
Maquieira fue uno de los seis fotógrafos que obtuvo la beca Fotopres’07 de la Caixa para realizar un proyecto de carácter social. Su reportaje La ruta 40, se puede ver junto con las demás colecciones fotográficas, en la exposición que la Caixa, en colaboración con el Ayuntamiento de Irun, ha organizado en el Centro Cultural Amaia.
-¿En qué consiste la colección ‘La ruta 40’?
-Es un proyecto que me planteé realizar y que consistió en recorrer una carretera mítica que cruza Argentina de norte a sur, a pie oriental de la cordillera de los Andes. Comencé mi viaje en la Quiaca y terminé en Ushuaia. En total, realicé 5.000 kilómetros.
– ¿Por qué ‘La ruta 40’?
– Me fascinaba conocer esta zona del mundo, la Argentina. Hay muchas tierras desconocidas, que aún están vírgenes. Como fotógrafo, me parecía que era una aventura y un proyecto único. Es un viaje que realicé solo. Mi trabajo consiste en aprender y comprender el mundo a través de la fotografía. Me pareció un buen tema para intentar entender lo que habían sentido los primeros pobladores de aquella tierra.
-Dice que realizó el viaje solo, pero imagino que durante el trayecto conocería a muchas personas.
-Sí, claro. Cuando viajas solo acabas conociendo a gente, al menos en mi caso. Durante el viaje, coincidí con muchas personas que iban haciendo autostop y en el momento que tenía coche, los iba recogiendo y los llevaba a sus casas. No tenía otra cosa que hacer. Y gracias a esto, pude conocer a estas personas y comprender cómo eran sus vidas. Viajar solo también te ayuda en el autoconocimiento. Aprendes a llevarte bien contigo mismo.
– Para la muestra, ha seleccionado imágenes realizadas tanto en color como en blanco y negro. ¿Por qué?
-Me interesa mucho cómo funciona la mezcla del color con el blanco y negro. Es un reto mezclar estas técnicas, pero el resultado me gusta en su conjunto. Es mucho más difícil, pero como Argentina es un lugar tan diverso, pensé que para la exposición podía variar el tipo de fotografías, formatos…
-¿En qué casos se decanta por el blanco y negro, y en cuáles por el color?
-He tenido una formación clásica, pero soy contemporáneo. Quizá por eso me gusta mezclar el color con el blanco y negro. Las condiciones de luz y la tonalidad son idóneas para el color. Cuando hay formas, me gusta más el blanco y negro. La ausencia de color te da una condición para hacer un tipo de foto. El color te distrae de lo que es la esencia de un retrato. Todo lo que es color dificulta a la hora de centrarte en el retrato. El blanco y negro es más directo a una emoción y a las formas.
-Tenía quince años cuando tuvo su primer contacto con la fotografía. ¿Cómo fueron sus inicios?
-Empecé a trabajar en un estudio de Fernando Bordillo, un fotógrafo de la llamada Escuela de Madrid. Entonces no tenía ni idea de fotografía. Fueron mis padres quienes sugirieron que trabajara en el estudio y, curiosamente, la fotografía se ha convertido hoy en mi profesión.
-¿Le cautivó desde el primer momento?
-Se fue apoderando de mí poco a poco. No fue un amor a primera vista. Es cierto que me gustaba, pero lo veía como algo muy complicado para mí. La fotografía requiere una educación del ojo y de la vista, que se va consiguiendo con los años. Me maravillaba descubrir cómo surgían las fotos del revelador, era algo fascinante y mágico.
-¿Qué le aportó su paso por el estudio de Fernando Bordillo?
-Aprendí que la fotografía es un trabajo bastante duro y serio Aprendí mucho sobre la iluminación y la técnica. Luego hay cosas dentro de la fotografía que no se aprenden en una escuela, como puede ser la sensibilidad y visión que pueda tener cada uno. Pienso que es importante ser honesto con uno mismo y no sacar fotos con el objeto de querer impresionar a los demás. A mí me gusta contar mis pequeñas historias, mis viajes, utilizando un lenguaje sencillo y honesto conmigo mismo. Me interesa intentar comunicar algo de forma sencilla, que creo que es lo más difícil de la fotografía.
-Las imágenes fotoperiodísticas pueden llegar a ser muy crudas. ¿Dónde cree que se tendría que establecer el límite?
-No soy quién para juzgar el trabajo de los demás, lo que sí sé es que mi trabajo consiste en intentar dignificar al ser humano. Dentro de mi colección La ruta 40, he fotografiado a gente muy humilde, pero siempre intentando sacar a personas dignas. He querido sacar el lado positivo de la gente. Es mucho más difícil comunicar o dar una emoción de esta forma, estamos insensibilizados debido a las imágenes que nos llegan cada día. A mí me interesa sacar el lado digno del ser humano.
Fuente: Diario Vasco
soy un alumno de la escuela bustos de santa fe y estamos ,junto con otros tres compañeros, realizando un estudio de la ruta 40 que luego tenemos que exponer a fon de año, me gustaria si me podria mandar informacion o fotos sobre dicho tema que seria de mucha ayuda para nuestros trabajos.
desde ya muchas gracias