El fotógrafo israelí Ilan Wolff asegura que a pesar del avance de los dispositivos digitales, las imágenes analógicas no desaparecerán, aunque vinculó su pervivencia al ámbito artístico.
El artista, que ha alcanzado renombre internacional por plasmar objetos con cámara oscura, se encuentra en el Principado donde ha impartido un taller en el Festival de Imagen Fotográfica Luzbit.La ancestral cámara oscura, usada ya por Aristóteles y Leonardo Da Vinci, es una especie de habitáculo cerrado herméticamente con un pequeño agujero, que funciona como una lente y proyecta en la imagen del exterior invertida, por donde entran los rayos de luz.
Wolff, en una entrevista con Efe, explicó que su peculiar forma de arte trata de hacer ver a la sociedad la ‘magia’ de la cámara oscura y la posibilidad de conseguir ‘bellas’ imágenes sin la necesidad de recurrir al uso de potentes dispositivos.
En este sentido, comentó que la mejor imagen no se toma con la mejor cámara y ‘una simple caja de zapatos’ puede ser artífice de la gran fotografía.
Protestó por la rapidez con la que evoluciona la tecnología, ‘mucho más veloz que el cerebro humano’, e indicó que esto lleva a que las personas no aprendan a sacar un buen partido de lo inventos y a aprovechar todas sus posibilidades.
Amante de deformar los objetos y plasmar nuevas realidades en las instantáneas, Wolff aseguró que no ve posibles fotografías al observar los objetos, sino que madura proyectos e ideas en su mente y que los plasma posteriormente.
Wolff confiesa que dedicó cinco años únicamente al desarrollo de una obra sobre los cuatro elementos,-tierra, mar, fuego y aire- y dice que vive de forma errante en una furgoneta que representa su herramienta de trabajo, ya que la ha convertido en una ‘gigantesca cámara’ oscura desde la que retrata el mundo.
La idea de vivir y estar dentro del aparato fotográfico fue la que le llamó la atención y le llevó en 1992 a decantarse por este tipo de arte, que, apuntó, es desarrollado por un escaso grupo de profesionales.
Indicó que la sociedad ‘vive en torno al consumo’ y es importante que haya ‘locos’ o ‘idealistas’ que valoren el esfuerzo y el trabajo manual y enseñen a las futuras generaciones que se puede hacer muchas otras cosas a parte de ‘ver la tele’ y vivir más cerca de la ‘aventura’.
Aprovechando su estancia en la región, Wolf ha fotografiado diferentes aspectos de la misma y se mostró especialmente ‘fascinado’ por las antiguas construcciones industriales de la cuenca asturiana.
También ha retratado con su furgoneta la iglesia de Santa María del Naranco, una instantánea que, explicó, no deformará y en la cual no introducirá ninguno de sus renovadores elementos porque es demasiado ‘bella’ para alterar su estado y no se atrevería.
Ilan Wolff tiene obra en la Biblioteca Nacional de París, en el museo Victoria Albert de Londres y en la colección Kodak.
La quinta parte del gasto de nuestra factura de la electricidad proviene del consumo de luz. No obstante, si cambiáramos cinco de nuestras bombillas convencionales por otras de bajo consumo, nos podríamos ahorrar hasta 60€ en su factura anual de la electricidad. Además, reduciríamos 340 kg de emisiones de gases de efecto invernadero. Individualmente estas cifras pueden parecer escasas, pero si el 20% de los españoles hiciéramos este cambio de bombillas, el ahorro total sería de 480 millones de euros en electricidad y tres millones de toneladas menos de emisiones de CO2.