Steve McCurry en Madrid

Al mismo tiempo que Madrid se convierte en la meca de la fotografía gracias a{mosimage} PHotoEspaña, Steve McCurry, ajeno a este festival, ha estado en la capital presentando su exposición "Pilgrimage". Con una apretadísima agenda promocional, el autor de la portada más famosa de National Geographic concedió una entrevista a QUESABESDE.COM durante la que demostró su espíritu curioso -interrogó al entrevistador por su grabadora, su cámara e incluso su PDA- y se sinceró. Por Eduardo Parra.

¿Cómo consigues esa luz?

Creo que es sencillamente porque he estado observando la luz y haciendo fotografías durante 25 años. Me he esforzado por obtener un cierto tipo de fotografía y he buscado un cierto tipo de luz.

¿Cuánto tiempo puede pasar desde que ves un encuadre que te gusta y encuentras la luz que consideras idónea?

Puede ser en un instante, o puedes ver algo y volver al día siguiente o por la tarde. Pero a veces ocurre muy deprisa, justo en aquel momento.

¿Llevas con la cámara un saquito de paciencia también?

No, es algo similar a la paciencia… [reflexiona un buen rato] Pero la palabra que mejor lo describiría es búsqueda. Quizás paciencia implica ser pasivo e inactivo. Es más una búsqueda, una búsqueda activa.

¿Interactúas mucho con la gente y el paisaje a los que fotografías, o es todo espontáneo?

Es espontáneo. Hay una mujer en la fotografía [refiriéndose a una de sus imágenes expuestas], que está con un caballo y lleva esa suerte de chubasquero. Estaba andando alrededor de este monasterio y la seguí quizás durante veinte minutos o media hora… o quizás más. Fue muy espontánea. Estaba buscando algo concreto y me llevó un buen rato capturarlo.

Hay otra fotografía de unos monjes budistas andando por la calle con paraguas. Les vi por casualidad una noche y les seguí quizás durante -otra vez- media hora, fotografiando distintas escenas, distintos fondos… esperando el momento adecuado. ¿Es éste el momento? ¿Es éste el momento? Disparando, disparando, disparando… Y me llevó un buen rato dar con el momento adecuado.

¿Cuánto tiempo estás fuera haciendo un reportaje?

Quizás un mes o seis semanas cada vez.

Si tuvieras menos tiempo, ¿podrías hacer fotos tan buenas, o el tiempo limita la creatividad?

Bueno, con más tiempo trabajas más y tienes más oportunidades de hacer un buen trabajo. En una semana o dos, seguro [que haría buenas fotos], pero con más tiempo puedes trabajar más.

¿Tienes algún secreto o consejo que quieras compartir con los fotógrafos que empiezan?

No tengo secretos. Y consejos… quizás que probablemente [ser un buen fotógrafo] lleva mucho más trabajo del que se está dispuesto a hacer. Así que estad dispuestos a trabajar. Así de sencillo.

Mucha gente conoce la fotografía de la niña afgana, pero no son tantos los que conocen a su autor. ¿Te resulta incómodo que tu obra haya superado a tu nombre?

Yo no lo veo así. Incluso quienes apenas están interesados en la fotografía conocen aquella imagen. He recibido un gran reconocimiento por mi trabajo. Esa imagen es tan famosa que estoy convencido de que mucha gente la conoce y no me conoce a mí, y no por esto me siento incómodo.

Hay muchos a quienes la mirada terriblemente dura de aquella niña puede haberles cambiado la forma de ver la vida. ¿Cómo te sientes por ello?

Creo que tuvo un efecto positivo. He recibido muchas cartas durante años, y muchas de esas personas se han inspirado o han sacado algún provecho de la imagen. Hay quienes se han hecho voluntarios en campos de refugiados en Afganistán.

Hablando de la parte más superficial de tu obra, ¿qué equipo utilizas?

Utilizo una cámara digital Nikon D2X y una de carrete Nikon F100, y empleo sobre todo ópticas de 50 milímetros, 35 milímetros… y a veces 28 y quizás 85.

Compaginas fotografía digital con película, entonces.

¿Y no le pones ningún reparo a esta nueva era digital?

No.

Hay una leyenda urbana que decía que un fotógrafo de National Geographic tiraba cuatro, cinco, diez, incluso veinte carretes para una foto. ¿Te ha cambiado la forma de trabajar la fotografía digital?

No, eso no tiene nada que ver con hacer buenas fotos. Qué importa si haces una o un millón de imágenes. El hecho de cuántas fotos hagas no tiene nada que ver con que obtengas buenas fotos.

¿Te molesta el factor de recorte que conlleva el uso de cámaras con estos sensores de tamaño APS?

Para nada.

¿Te afecta en algún sentido la continua actualización de equipos a los que nos tienen acostumbradas las principales marcas del sector?

No es un problema; así es el mundo en el que vivimos. Quizás sí que la fotografía evoluciona tan rápido, y nosotros vamos actualizándonos.

¿Te das cuenta de que has tirado por el suelo el mito del fotógrafo de National Geographic y su Leica? No has mencionado para nada a esta marca…

¡Eran muy pocos! Quizás ahora hay uno o dos. La mayoría utilizan Canon o Nikon, y pocos usan Leica.

¿Está sobrevalorado el nombre de Leica hoy día?

Hace tiempo, en los años treinta o cuarenta, había muy pocas buenas cámaras en miniatura [en referencia a las Leica de entonces], pero ahora hay un montón de buenas cámaras, más sofisticadas que entonces. Hay mucha más competitividad ahora.

¿Qué tal te desenvuelves con el ordenador a la hora de retocar?

Lo hacen mis asistentes.

Es una de las ventajas de llevar tanto tiempo trabajando.

¡Cierto!

Y sobre el terreno, ¿es tan importante el trabajo de los asistentes?

No, lo hago todo yo. Sí tengo un asistente, como traductor, cuando voy a países extranjeros, pero yo mismo hago todo el trabajo con la cámara.

De todas las fotos que has hecho, ¿con cuál te quedas?

Me gusta la foto de la tormenta de arena, porque es muy espontánea. Es como un drama, con todas esas mujeres juntas protegiéndose de la tormenta. Sí, es mi imagen preferida.

¿Crees que llegará el día en que hagas una fotografía que jamás puedas superar?

No, porque la vida cambia y siempre exploras nuevos lugares, y cuando vas ahí continúas aprendiendo. Creo que es bueno no dejar de mirar y observar.

Entrevista de Eduardo Parra para quesabesde.

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