ENTREVISTA: Andrés Magai, fotógrafo de naturaleza y safaris |
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Hay un compromiso que consiste en traer esa parte del mundo salvaje a la gente que no puede, no quiere o no se siente preparada para ir a verlo en persona. |
A juzgar por tu trayectoria fotográfica, tienes una especial predilección por África.África tiene algo muy especial que cautiva. Las películas de Tarzán, «Las minas del rey Salomón», «Memorias de África»… en todas ellas se habla de la fiebre del continente negro.
Yo estoy totalmente infectado por la fiebre de África, pero esto representa un 60% de mis viajes. También en Europa y en España hay lugares impresionantes. Ahora tengo un proyecto para el norte de Europa, y más adelante en la Patagonia y en China. Pero si tengo que escoger, me quedo con África Ecuatorial. Paisajes, animales, gente… ¿con qué te quedas de tu dilatada experiencia como viajero y fotógrafo en África? Con un poco de todo, porque tengo imágenes espectaculares de todos los casos. La sonrisa o el brillo en los ojos en el retrato de un niño son impagables. En Guinea Ecuatorial, en un poblado donde estuvimos haciendo algunas fotos, nos dieron las gracias por habernos fijado en ellos. Esto te hace sentir bien.
Pero también me ha pasado con animales. En el Serengeti, un leopardo se me quedó mirando lleno de curiosidad y me permitió tomar buenos retratos durante un buen rato.
También están las luces, algo de lo que más me ha llamado la atención, con amaneceres y puestas de sol que día a día son diferentes. ¿Cuáles son las principales dificultades tecnológicas de la fotografía de safaris? La fotografía de naturaleza no requiere de grandes recursos. Con una cámara medianamente buena y una focal larga tenemos suficiente. En casi todos los safaris, un [objetivo de] 400 milímetros basta para fotografiar la mayoría de animales; para las aves, es necesaria una focal bastante más larga. De hecho, éste es el origen del digiscoping: conectar la cámara al telescopio para poder hacer fotos de aves.
La mayor problemática con la llegada del [formato] digital son las baterías. Pero esto lo solucionamos mediante adaptadores para coche y convertidores de 12 a 220 voltios. ¿Y técnicas? A nivel técnico, las dificultades son muy del tipo de la fotografía de acción: velocidades rápidas, ópticas luminosas… y sobre todo, mucha paciencia. El fotógrafo de naturaleza ha de ser paciente, capaz de esperar durante horas dentro de un «hide» [habitáculo para camuflarse] la llegada, por ejemplo, de una gacela.
Además de una buena dosis de paciencia, ¿qué consejos les darías a quienes están interesados en iniciarse en la fotografía de naturaleza o incluso en los safaris? Parecerá una obviedad, pero lo primero es que te guste la naturaleza. Hay que entender lo que vas a ver, lo que quieres fotografiar, y hay que respetar el entorno en el que te vas a mover.
Después, cabe informarse mucho sobre las especies que queremos fotografiar. Resulta imprescindible vestir de forma cómoda, con unos buenos zapatos, una gorra… y no escatimar en fotos. ¿Cuál es el mejor momento del día para este tipo de fotografía? Las mejores horas son las primeras del día y las últimas de la tarde, porque es cuando los animales están más activos y hay la mejor luz. Esto implica madrugar, levantarse antes del amanecer para estar listo en esas horas iniciales.
Durante el mediodía hay mucha menos actividad: las altas temperaturas hacen que los animales descansen bajo los árboles; es un buen momento para tomar retratos y primeros planos de los animales relajados. De todas formas, hay que tener en cuenta que la luz es entonces muy fuerte y muy cenital.
Al atardecer, cuando empieza a refrescar, es también un buen momento, porque los animales vuelven a estar muy activos. ¿Cómo debe reaccionar el fotógrafo cuando se enfrenta -fotográficamente hablando- a un animal en estado salvaje? Ante los animales hay que reaccionar con lógica y sentido común. Existen normas que, de tan básicas, a veces la gente no es capaz de seguir.
Los animales están sueltos y no se trata de un zoológico. Una vez, una leona se puso a la sombra de nuestro coche para acechar a una cebra y una mujer casi intentó acariciarla… Se trataba de una leona salvaje, y en su medio natural le habría arrancado el brazo y se hubiese quedado tan tranquila.
Tampoco se les debe molestar, porque es peligroso para ambos. Hay que respetarles, no darles de comer. Todas estas normas ayudan a que el safari salga redondo. En un safari probablemente también tengamos que interactuar con personas de culturas muy distintas a la nuestra. Con las personas que nos encontremos hay que actuar también con respeto. A veces vamos a un poblado uno o dos días y no podemos ir de ONG intentando reconvertirlos, porque a lo mejor resulta que su mundo es mejor que el nuestro. Desde masais hasta bosquimanos, hay que tratarlos con educación. Aprender a decir «hola», «buenos días» o «gracias» en su idioma ayuda a crear un ambiente de respeto y cordialidad.
En ocasiones pueden pedirnos dinero, pero es normal, ya que a veces nosotros publicamos sus fotos y hacemos negocio con su imagen. Hay que pensar que si por 4 euros vamos a estar haciendo fotografías todo un día en un poblado y vamos a obtener buenas imágenes, resulta una buena inversión. Háblanos un poco de la preparación, realización y edición fotográficas en un safari. El planteamiento depende siempre del tema. Por ejemplo: para la migración de los ñues, un grupo de personas decidimos durante un tiempo hacer toda la evolución de la migración, desde que salen del sur de Tanzania hasta que llegan al norte, en Kenya. Esto planteó una serie de viajes para hacer un seguimiento.
El primer año estuvimos dos semanas entre febrero y marzo para documentar la paridera, cuando nacen los ñues más o menos al mismo tiempo. Realizamos un segundo viaje, hacia el mes de junio, para tomar imágenes de cómo cruzaban el centro de Tanzania. Finalmente, en agosto fuimos a fotografiar el cruce del río Mara.
Otro reportaje interesante fue realizar fotografías de rinocerontes, porque es el animal más cazado de África. Pero los rinocerontes se encuentran en sitios muy concretos, como el cráter del Ngorongoro o el Serengeti.
Para ayudar a la edición es imprescindible tirar muchas fotografías, porque las situaciones son imprevisibles. Más de una vez me he encontrado fotografiando unos leones que, de golpe, comienzan una carrera para una cacería, y he pensado: «Voy a hacer las fotos de mi vida». Y de repente, se paran en seco. Este tipo de situaciones no se pueden prever y te dejan sin imagen, así que hay que disparar tanto como sea posible. El proceso final, largo pero muy divertido, es la revisión de todo el material y la elección de las fotografías más bonitas o espectaculares. Pero siempre te queda la impresión de que tendrías que haber hecho más fotos. ¿Qué equipo te llevas a tus safaris? Utilizo cámaras réflex digitales, y acostumbro a llevar dos cuerpos, como cuando trabajaba con diapositiva. La diferencia es que antes lo hacía para combinar películas de diferentes sensibilidades, de 50 ó 64 ASA y de 400 ASA, y ahora lo hago para evitar el tener que cambiar tanto la óptica.
Respecto a los objetivos, llevo en una cámara un 80-400 mm de Sigma, bastante luminoso y muy duro. En la otra cámara llevo objetivos también muy duros: un 28-70 mm o un 11-18 mm de Tamron para panorámicas. El accesorio más importante en la fotografía de safari es la pera de aire y un trapo, ya que el polvo y la suciedad son el gran enemigo de los equipos digitales, y también la humedad.
Las baterías son también importantes. En Guinea hicimos un viaje caminando y tuve que llevar cuatro baterías por cámara. También los discos duros portátiles son imprescindibles para ir descargando las tarjetas. Entre tanto safari, te ha dado tiempo de escribir un libro. El libro es un compendio de respuestas. Está planteado como un cuaderno de viaje para quien quiera ir a África, y tiene hojas en blanco para que cada aventurero pueda escribir su historia. Hay desde los consejos más básicos hasta el primer diccionario swahili-español, español-swahili que existe en el mercado. Enlaces relacionados con esta entrevista: – NaturaFoto.com, página de Andrés Magai |
Artículo publicado por quesabesde :