El centro cultural de L’Hospitalet exhibe 75 imágenes del artista madrileño
|
|
|
LA TÉCNICA Sobre una plancha metálica, el autor dibujó con un palillo mojado la forma de una pieza de puzzle y luego la rellenó con un cuentagotas. Foto: CHEMA MADOZ |
¿ANALÓGICO O DIGITAL? Este montaje de dos negativos es la única imagen de la exposición que ha sido manipulada digitalmente. El resto son fotos tomadas con tecnología analógica, sin manipular el negativo. Foto: CHEMA MADOZ |
LA INTERPRETACIÓN La paradoja visual oculta la dualidad entre femenino (cuchara) y masculino (tenedor) y reflexiona sobre qué somos y qué proyectamos. Foto: CHEMA MADOZ |
MÁS INFORMACIÓN Galería de fotos de la exposición de Madoz
GEMMA TRAMULLAS – BARCELONA
Veinte años después de la primera muestra individual de Chema Madoz, el centro cultural Tecla Sala de L’Hospitalet inauguró ayer la primera gran exposición del fotógrafo en Catalunya. Son 75 imágenes en blanco y negro, producidas entre el año 2000 y el 2005, que componen un discurso sobre la original manera que tiene este artista de ver el mundo, juguetona, irónica, sorprendente, aguda, reflexiva y, sobre todo, poética. Chema Madoz, 2000-2005 es itinerante y antes de L’Hospitalet estuvo en Madrid, Logroño, Chile, Uruguay y Guatemala.
Las exposiciones de Chema Madoz (Madrid, 1958) tienen la virtud de resultar atractivas para todos los públicos y es habitual que el espectador circule ante sus fotografías con la sonrisa dibujada en el rostro. «Hay cierta intención a la hora de elaborar las imágenes, que tienen distintos niveles de lectura –comentaba ayer el fotógrafo–. A veces, la interpretación del público se acerca al sentido que yo le he querido dar a la imagen y otras veces se aleja». Es así como el espectador acaba dotando de sentido a la fotografía.
CUESTIÓN DE ESPACIO
Además de las 75 instantáneas, la exposición muestra por primera vez una obra tridimensional del artista o, mejor dicho, un fragmento de la obra, porque debido a sus grandes dimensiones no cabía entera en la Tecla Sala. Se trata de un montaje con escaleras colocadas una al lado de la otra de forma concéntrica, de manera que forman una especie de tela de araña. O un sol. O un logotipo del universo. Depende de la interpretación de cada uno.
La presencia de esta obra reabre el eterno debate sobre si Madoz es fotógrafo, escultor, poeta o todo a la vez. «No me preocupa que me definan de una manera o de otra –aseguró–. Yo me siento cómodo con la definición de fotógrafo porque mi cultura visual viene de la fotografía y porque me permite crear una distancia con el espectador que los objetos no tienen. Pero, sobre todo, me parece bien porque si no sería muy complicado definir lo que hago».
El espectador de Chema Madoz, 2000-2005 podrá ver instantáneas estéticas, poéticas, irónicas y otras con mensaje. En esta categoría entran la foto de una bandera hecha con alambre, que alude a los muros entre los pueblos, y la de una carta de la baraja con cinco corazones formados por dos anzuelos, que asocia el amor con una cacería mortal.
El artista madrileño llegó a la cámara fotográfica «de pura carambola», pero pronto se dio cuenta de que era el medio idóneo para transmitir sus ideas sobre el mundo.
A diferencia de la fotografía documental, Madoz escogió este género porque le servía de cómplice en su objetivo de falsear la realidad para producir evidencias. El uso de recursos literarios como la metáfora y la paradoja para dotar a los objetos cotidianos de apariencias sorprendentes fue precisamente uno de los motivos que le convirtió en uno de los fotógrafos más originales de los años 80 y 90.
ANALÓGICO
Veinticinco años después de exponer por primera vez en Madrid, sigue asociado al blanco y negro y a la tecnología analógica, aunque en su última época tiene obras manipuladas digitalmente.
El museo Reina Sofía organizó en 1999 una retrospectiva de su obra (la primera que esta institución dedicó a un fotógrafo) y un año después, en el 2000, Madoz recibió el Premio Nacional de Fotografía. La segunda gran exposición dedicada al artista fue en el 2006, en la Fundación Telefónica, donde se mostraron 90 fotografías del periodo comprendido entre el año 2000 y el 2005 comisariadas por Borja Casani. De estas 90 imágenes, la Tecla Sala expone 75 hasta el 30 de marzo. ‘
(Fuente: ElPeriodico.com)